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lunes, 3 de noviembre de 2014

Romance de la luna (Lorca)






La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

¡Cómo canta la zumaya,
ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.


domingo, 8 de diciembre de 2013

La mariposa (Federico García Lorca)




Mariposa del aire
¡que hermosa eres!
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil…
Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.
No te quieres parar,
pararte no quieres…
Mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz de candil…
Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.
quédate ahí.
Mariposa ¿estás ahí?

jueves, 7 de noviembre de 2013

Peregrino (Luis Cernuda)





¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Si no seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.




miércoles, 18 de septiembre de 2013

El lagarto está llorando (Federico García Lorca)





El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando!

sábado, 14 de septiembre de 2013

Con dos años, dos flores (Miguel Hernández)





Con dos años, dos flores
cumples ahora.
Dos alondras llenando
toda tu aurora.
Niño radiante :
va mi sangre contigo
siempre adelante.

Sangre mía, adelante,
no retrocedas.
La luz rueda en el mundo,
mientras tú ruedas.
Todo te mueve,
universo de un cuerpo
dorado y leve.
Herramienta es tu risa,
luz que proclama
la victoria del trigo
sobre la grama.
Ríe. Contigo
venceré siempre al tiempo
que es mi enemigo.






miércoles, 1 de mayo de 2013

El olvido (Vicente Aleixandre)

No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

Con dignidad murió. Su sombra cruza.


 
 

sábado, 9 de febrero de 2013

Elegía a Ramón Sijé (Miguel Hernández)





(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
 

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
 

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
 

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
 

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
 

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
 

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
 

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
 

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
 

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
 

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
 

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
 

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
 

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
 

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
 

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
 

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.  

sábado, 19 de enero de 2013

Lo que dejé por ti (Alberti)








Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.  


domingo, 6 de enero de 2013

Donde habite el olvido (Luis Cernuda)






Donde habite  el olvido,
         En los vastos jardines sin aurora;
         Donde yo sólo sea
         Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
         Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
       
Donde mi nombre deje
         Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
         Donde el deseo no exista.
       
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
         No esconda como acero
         En mi pecho su ala,
         Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
       
Allá donde termine ese afán que exige un dueño a imagen suya,
         Sometiendo a otra vida su vida,
         Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
       
Donde penas  y dichas no sean más que nombres,
         Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
         Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
         Disuelto en niebla, ausencia,
         Ausencia leve como carne de niño.
         Allá,  allá lejos;
         Donde habite el olvido.